El Parlamento portugués aprobó ayer una ley que autoriza la «muerte medicalmente asistida», que de ser ratificada convertiría a este país católico en el cuarto de Europa en legalizar la eutanasia, tras Bélgica, Luxemburgo y Holanda.

El texto, que fue aprobado con 136 votos a favor, 78 en contra y 4 abstenciones, será presentado al presidente conservador Marcelo Rebelo de Sousa, que podrá promulgarlo, someterlo al análisis de la Corte constitucional o vetarlo.

Esta ley, que fusiona diferentes propuestas, prevé que los portugueses mayores que vivan en el territorio del país y se encuentran en «una situación de sufrimiento extremo, que presenten lesiones irreversibles» o afectados por «una enfermedad incurable» puedan recurrir al suicidio asistido.

La solicitud del enfermo al final de su vida debe ser validada por varios médicos, así como por un psiquiatra cuando haya dudas sobre la capacidad de la persona a hacer una elección «libre y consciente».

Llegado el momento, el médico del paciente tendrá que asegurarse una última vez de su voluntad de poner fin a sus días en presencia de testigos.

La muerte asistida podrá ser practicada en centros del servicio nacional de salud o en otro lugar «elegido por el paciente» siempre y cuando disponga de «condiciones clínicas y confort adecuados», precisa la ley.

La votación pasó gracias a los votos del Partido Socialista, del Bloque de izquierda (extrema izquierda), del partido de defensa de los derechos animales PAN y algunos diputados del Partido Socialdemócrata (centroderecha).

Tribunal Constitucional 

En caso de veto presidencial, los diputados pueden superarlo mediante una segunda votación.

Reelegido el domingo para un segundo mandato, el jefe del Estado es un católico practicante que ha evitado hasta ahora tomar posición abierta sobre dicha ley.

Según la politóloga Paula Esprito Santo, «esta cuestión para él es la cuadratura del círculo» y el jefe del Estado podría estar tentado de recurrir al Tribunal Constitucional.

Para la diputada socialista Isabel Moreira, especialista en derecho constitucional que participó en la redacción final de la ley, se trata de un texto «consensuado» que defiende la «dignidad humana».

«La sociedad se ha calmado ahora sobre esta cuestión», señala, ahora que Portugal se prepara para seguir los pasos de los tres países europeos que ya han legalizado la eutanasia: Bélgica, Luxemburgo y Holanda.

Oposición discreta

La vecina España también dio un paso en esta dirección el pasado diciembre, pero el proyecto gubernamental todavía debe recibir la luz verde del Senado, previsiblemente antes de finales de marzo.

En octubre, el Parlamento portugués rechazó un proyecto de referéndum sobre la eutanasia, tras una petición de la Federación por la Vida, que había recabado cerca de 100.000 firmas.

«Se trata de provocar activamente la muerte de una persona. El papel del Estado es cuidarla, no matarla», dijo José Maria Seabra Duque, uno de los responsables de esta organización católica.

«Evidentemente, esperamos que no se apruebe la ley», dijo antes de la votación el sacerdote Manuel Barbosa, portavoz de la conferencia episcopal portuguesa, agregando que la posición de la Iglesia «no ha cambiado».

El doctor Jorge Espirito Santo esperaba vivir «un día histórico». 

«Las personas merecen tener el derecho de poder decidir», argumenta este oncólogo jubilado de 66 años que milita desde hace años en el movimiento para la despenalización de la muerte asistida.

Por: Los Tiempos

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *