Los demócratas que acusan a Donald Trump de incitar a una insurrección exhibieron este miércoles crudas imágenes de la toma del Capitolio, para ilustrar en el juicio político del exmandatario la desesperación de los oficiales que intentaron controlar la turba y el terror vivido por los congresistas.

En la segunda jornada del proceso, los legisladores demócratas que actúan como fiscales acusaron a Trump regocijarse con la violencia perpetrada por sus simpatizantes, argumentando que esto fue la culminación de meses de estrategia para desacreditar el proceso electoral.

Después de atizar a sus partidarios afirmando que las elecciones fueron robadas, Trump «renunció a su rol de comandante en jefe y se convirtió en el incitador en jefe de una peligrosa insurrección» el 6 de enero, afirmó el legislador demócrata Jamie Raskin, que funge como líder de los fiscales en el proceso en el Senado.

Los demócratas deben convencer a 17 senadores republicanos de que el exmandatario es culpable del cargo de incitación a la insurrección, si quieren reunir la mayoría necesaria para condenarlo, algo que por el momento parece improbable.

Para persuadir a los republicanos -y a los estadounidenses que siguen el proceso- expusieron videos inéditos tomados por las cámaras de seguridad del Capitolio que muestran lo cerca que estuvieron los asaltantes de llegar a donde estaban el entonces vicepresidente, Mike Pence, y muchos senadores y representantes, a los cuales la turba amenazó mientras avanzaba.

«Estaban a menos de 100 pies (30 metros) de donde se estaba refugiando el vicepresidente», dijo Stacey Plaskett, una delegada demócrata representante de las Islas Vírgenes.

El representante demócrata Eric Swalwell se excusó de la crudeza de algunas imágenes a medida que mostró la magnitud de la violencia. «Parecía una escena de una batalla medieval», contó un efectivo en el video.

Un extracto muestra a miembros del Congreso agachados, esperando a ser evacuados, mientras otros llaman a sacarse los prendedores que los identifican como representantes electos para evitar ser blanco de ataques.

Muchas de las grabaciones ilustran la impotencia de los policías. «Todavía nos están atacando con rocas, botellas y pedazos de banderas y postes», gritó un oficial angustiado, pidiendo refuerzos ante el avance de la turba. Después, otro agente constató: «Perdimos el control».

Antes de los disturbios, Trump se dirigió a sus seguidores cerca de la Casa Blanca y les dijo que las elecciones fueron «robadas», además los incitó a «luchar como el demonio». Luego, la multitud irrumpió en el Congreso para perturbar el proceso de certificación de las elecciones.

Raskin afirmó que el exmandatario «sabía lo que iba a ocurrir y que no estaba para nada sorprendido por la violencia» y que abdicó a sus deberes.

«Él se regocijó en esto y no hizo nada para ayudarnos como comandante en jefe», afirmó Raskin.

Sin opciones

La presentación de los cargos por parte de los delegados demócratas va a tomar un par de días, a diferencia del primer juicio político contra Trump el año pasado por las acusaciones de abuso de poder, un proceso que se alargó durante tres semanas.

El objetivo del juicio en el Senado es declarar culpable a Trump para después inhabilitarlo políticamente.

Pero este escenario parece improbable, si se analiza el resultado del voto del martes para dirimir la constitucionalidad del juicio, en el cual sólo seis republicanos votaron con los demócratas.

El legislador Ted Lieu, que expuso parte de los argumentos, indicó que los disturbios fueron el resultado de meses en los que Trump intentó desacreditar el proceso electoral, lo que incluyó varias demandas en la justicia, todas desestimadas.

«Trump se quedó sin opciones no violentas para mantenerse en el poder», aseguró.

Trump mantiene su silencio

Para los abogados que representan a Trump, el juicio es un proceso que va a «desgarrar» a Estados Unidos.

Trump -que está en Florida tras dejar la Casa Blanca – no comparecerá en el proceso y se ha mantenido en silencio. Marginado de Twitter y otras redes sociales, tiene pocas vías para expresarse.

Además, es probable que sus abogados le hayan pedido que se mantenga al margen para evitar que algunos republicanos se vuelvan en su contra.

Trump es el primer presidente en la historia en haber enfrentado dos juicios políticos y es el primero en ser procesado después de haber dejado la Casa Blanca.

Pese a que no hay apenas suspense sobre el desenlace, todavía pueden surgir sorpresas ya que el jefe de la minoría republicana, Mitch McConnell, supuestamente dijo a sus correligionarios que votaran acorde a su conciencia y no aliados a consignas partidarias.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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