El presidente Luis Arce cumple 100 días en el poder, un tiempo en el que mostró “un estilo propio”, distinto a “la condición electoral permanente” que tuvo Evo Morales en sus 14 años de mandato. El reto pendiente es la reactivación de la economía golpeada por la pandemia.

Esa percepción, que corresponde a especialistas vinculados con el análisis de las políticas públicas, fue recogida por EL DEBER en un momento en el que el jefe de Estado apura la administración de la vacuna contra el coronavirus para evitar una mayor recesión. 

Por una parte, Franco Gamboa, sociólogo y especialista en políticas públicas, consideró que Arce “marcó su propio liderazgo” al mando del Gobierno en medio de las tensiones internas que enfrentó el Movimiento Al Socialismo (MAS) para seleccionar a sus candidatos.

“En 100 días aún no es posible identificar los patrones positivos o negativos, pero se ve que el presidente mostró una identidad propia (…). No obstante, Arce no dio señales claras sobre el plan para la reconstrucción de la economía”, puntualizó el profesional.

Desde que llegó al poder, el 8 de noviembre de 2020, Arce –alejado de concentraciones públicas y mítines políticos– generó cuatro grandes medidas para inyectar liquidez en la economía con un elevado impacto social. Gamboa cree que esas acciones no son sostenibles. 

El Bono contra el Hambre, el incremento de rentas del Sistema de Reparto y jubilados, además del reintegro del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la próxima recaudación a merced del Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF) fueron las primeras decisiones en 100 días de gestión.

Para el economista Gary Rodríguez, estas decisiones, junto con el incremento de la inversión pública, aún no fortalecen la inversión privada, que es un sector estratégico para superar la recesión económica que, por ahora, se traduce en la “pérdida de miles de fuentes de empleo”.

“Hubiéramos querido una mayor coordinación con el sector empresarial, hábida cuenta que este es el principal generador de empleo en el país y no así el sector público”, señaló Rodríguez,  gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).

El especialista considera que “independientemente de la ideología o la inclinación político partidaria”, el Gobierno tiene el complejo desafío de ganarle la pulseada a la pobreza, que ganó terreno con la pérdida de empleos por efecto de la pandemia. 

“Hay que volver a hacer crecer la economía y eso solo se logrará con inversión, una inversión que debe provenir del sector empresarial para que el país no continúe endeudándose”, remarcó el economista.

«Golpe de Estado»


En 100 días, Arce no figuró como un jugador clave en el MAS
 de cara a las elecciones subnacionales del 7 de marzo, no obstante, lideró la propagación de la “retórica del golpe” con el que se cuestiona todas las medidas ejecutadas durante la transición de Jeanine Añez.

Gamboa considera que este debate, entre “golpe y fraude”, no figura en los climas de opinión como un aspecto prioritario debido a los graves efectos de la pandemia que supuso pérdidas de vidas humanas en todos los estratos sociales. 

“La retórica del golpe ya no es determinante (…). El desafío de Arce ahora pasa por vacunar y generar una alianza estratégica con el sector salud, un sector que fue un constante frente de batalla durante el mandato de Morales”, complementó. 

Rodríguez considera que el sector agroexportador será estratégico para salir de la recesión provocada por la pandemia y recomendó que éste sea prioritario para evitar una crisis económica mayor que repercuta en las reservas internacionales.

DECISIONES

En tres meses, el gobierno de Luis Arce viabilizó varias medidas para inyectar recursos en la economía nacional. Por una parte, para estimular la demanda interna, se pagó por una sola vez el monto de Bs 1.000 a los ciudadanos desempleados en el marco del Bono contra el Hambre.

En ese marco, también se incrementaron las rentas del Sistema de Reparto y se aprobó el reintegro del 5% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), además del Impuesto a las Grandes Fortunas (IGF) que, en criterio del sector empresarial, es un aspecto que desincentiva la inversión orientada a la generación de valor.

Para mejorar los indicadores de la oferta interna, el Gobierno incrementó la inversión pública a $us 4.011, un monto sujeto a endeudamiento, al tiempo que se puso en marcha el Programa SI Bolivia con dos fideicomisos por casi $us 131 millones.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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