El Carnaval en Bolivia tiene, en el tercer día, una de las formas de celebración más pintorescas. El ‘Martes de Ch’alla’ es una tradición andina que logró extenderse por todo el país y se ha consolidado incluso entre las familias que no acostumbran a incluir este ritual en el agasajo.

Pero, ¿en qué consiste este ritual? Se trata de un acto espiritual que se materializa, fundamentalmente, en la ofrenda de la bebida, de la comida y la música a la Pachamama (la Madre Tierra). Para ello, se adorna la casa, el negocio o el vehículo propio (autos, moto, camión o micro) con banderines, flores, globos, confites y frutas, se rocía con cerveza y se prenden cohetes, especialmente del tipo esterilla.

Un elemento central del ritual es la k’oa, en la que se ofrece una mesa dulce que es consumida por el fuego, esta contiene elementos vegetales, incienso, minerales, cebo de la llama y otros similares.

El Martes de Ch’alla estuvo relacionado durante mucho tiempo con la actividad agrícola y productiva en el mundo rural, donde se danzaba y se tocaban instrumentos propios del mundo andino para agradecer a la Madre Tierra por sus frutos.

Con el pasar de los años, la tradición se fue extendiendo a las zonas urbanas y dejó de ser un ritual exclusivo de la zona andina. Hoy es muy común encontrar a personas de diversos estratos sociales que han sumado este acto a las propias costumbres familiares durante estas fechas.

En recorrido por mercados, negocios y casas particulares, EL DEBER pudo constatar que muchas personas no han dejado de realizar la ch’alla de sus hogares o tiendas, a pesar de la cuarentena que rige en la capital cruceña. 

La mayoría lo ha hecho con la esperanza de que vengan mejores días para su gente y para todos los ciudadanos, especialmente desean que la pandemia termine y no falte la salud.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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