Las dificultades que se presentaron en las clases a distancia en el subsistema de educación regular se agudizan en el caso de la educación especial. Los niños con síndrome de Down, no videntes o que tienen otra capacidad especial se adaptan a las exigencias de la nueva normalidad por la pandemia y se dan modos para pasar clases de forma virtual. Aunque con distintas herramientas de apoyo.
Los padres son fundamentales en este subsistema, porque desde casa deben acompañar cada una de las clases virtuales, aunque hay estudiantes que no tienen acceso a internet y en estos casos los maestros se apoyan en las cartillas para que no se interrumpa la formación. Los profesores también optaron por visitas casa por casa para reforzar el aprendizaje.
Según la Dirección Departamental de Educación (DDE) de Santa Cruz, en la ciudad capital ninguno de estos establecimientos está pasando clases presenciales, solo en algunos municipios rurales se decidió volver a las aulas de forma semipresencial e incluso presencial.
El Centro Especial, Jesús Nazareno, en el municipio de Yapacaní es uno de los que decidió volver a las aulas.
Los escolares asisten día por medio a las clases. Al ingresar se les toma la temperatura y se los desinfecta.
Las clases empezaron el 1 de febrero y el director Miguel Subirana asegura que se está teniendo los cuidados necesarios, no reportaron ningún niño con síntomas de coronavirus.
El pasado lunes, personal de Enfermería explicó a los infantes sobre las medidas de bioseguridad.
Agregó que se definió volver a las aulas debido a que cada curso cuenta con menos de 20 estudiantes y porque el año pasado se tuvieron muchas limitaciones con las clases a distancia.
En el departamento cruceño este año se inscribieron 4.700 estudiantes en educación especial y más del 90% de los establecimientos de este sistema se inclinó por la modalidad a distancia para evitar el contagio del coronavirus.
Dificultades
Eliana Montoya tiene a su hija, Eva Juliana (13) con dificultades sicomotoras en el centro Nuevo Amanecer. Tiene tres hijos que pasan clases en la tarde, por lo que debe estar presente para ayudarlos al mismo tiempo a todos.
“Ella (Eva) pasó su primera clase este lunes, serán día por medio. No la pude acompañar porque tengo dos niños que pasan en el mismo horario desde la anterior semana. Me tocó atender a los tres al mismo tiempo. De ella (Eva)solo fue presentación, por eso deje que pase sola, pero la debo apoyar en cada clase”, cuenta.
El acceso a equipos tecnológicos fue otra dificultad, justo su hijo mayor recibió un artefacto de regalo por su cumpleaños y los otros dos pasan clases con los equipos de sus padres.
Julio Zarzuri, padre de familia, ya coordinó con la maestra las clases de su hijo de 12 años, Abel, que tiene Síndrome de Down. Ayer recogió la cartilla educativa del centro y en la familia coordinan quien lo acompañará en cada una de sus clases. “Abel poco a poco está aprendiendo las letras, pero es muy hábil en cosas prácticas. Mi hijo va pasar clases con el único celular que hay en casa”, cuenta Julio.
Los maestros
En el centro educativo especial Preefa “B” pasan clases a distancia. Ellos enseñan a escolares con discapacidad intelectual. La maestra Marlene cuenta que cada día es un reto en esta modalidad. “No es nada fácil, pero tampoco imposible”, resalta.
Este es el segundo año que pasan clases a distancia y las sesiones son día por medio. “La verdad que nuestro trabajo es muy interesante porque antes de llegar a nuestros estudiantes con mis colegas planificamos los contenidos y conversamos con los padres”, explica.
Por su lado, la directora del centro Nuevo Amanecer, que atienden a niños con distintas capacidades especiales, como no videntes y discapacidades múltiples, Karina Justiniano, señaló que este año las clases son a distancia con el apoyo de plataformas virtuales y con visitas domiciliarias de los maestros en los casos que se tengan más dificultades.
Explicó que en algunos casos las clases son directamente con los padres para que ellos repliquen con frecuencia la información a sus hijos.