Cada minuto cuenta para vencer al cáncer y la radioterapia es una de las principales armas para matar al tumor, pero este tratamiento se ha visto interrumpido en el Oncológico desde hace más de un mes por desperfectos en el acelerador lineal, que es la única opción que tienen los pacientes en Santa Cruz.

Son unos 90 pacientes que cuentan los minutos para que el equipo vuelva a funcionar, dado que 40 de ellos interrumpieron su tratamiento de radioterapia y otros 50 están en lista de espera.

Roberto Gallardo es uno de ellos y le quita el sueño pensar cómo esta situación retrasa su tratamiento. La anterior semana terminó su cuarta quimioterapia y debe empezar la quinta de forma conjunta con la radioterapia, para poder atacar el tumor.

A él, al igual que a otros pacientes, le dieron la opción de trasladarse a La Paz o a Sucre, para someterse a la radioterapia, pero le es imposible, porque no cuenta con los medios para costear el pasaje y la estadía, dado que el Seguro Único de Salud (SUS) solo cubre el tratamiento.

“Desesperados, así es como estamos”, dice Roxana Velasco, presidenta de la Asociación de Pacientes del Oncológico, al referirse al drama que están viviendo los pacientes con este mal y que ella conoce muy bien porque administra un grupo de WhatsApp, donde los enfermos comparten sus preocupaciones.

Según Velasco, el desperfecto del acelerador lineal vino a complicar la situación de los pacientes con cáncer, que ya tenían retrasos en sus tratamientos porque el servicio de radioterapia fue uno de los que se vio interrumpido por contagios de coronavirus entre el personal sanitario.

“Venimos con un retraso grandísimo. Primero, los médicos se enfermaron de Covid-19 y se tuvo que suspender todo tipo de tratamiento en radioterapia y cuando los especialistas ya se reincorporaron, se dañó el acelerador lineal. Entonces, estamos en una situación muy complicada”, insiste Velasco.

El equipo, que es el único que dispone Santa Cruz en el sistema público, está dañado desde el 8 de febrero pasado y los pacientes están desesperados, a la espera de su pronto funcionamiento.

El jefe del departamento de Radioterapia del Oncológico, Oliver Pinto, informó que el servicio de mantenimiento actuó de inmediato, por lo que en dos días logró desarmar la parte central y detectar que estaba rota una pieza llamada solenoide, pero ese repuesto debió importarse de Estados Unidos.

Hace diez días llegó el repuesto, pero estuvo en Aduana unos cuatro días. Después de sacarlo comenzaron con la reparación del equipo y su posterior proceso de calibración.

El director de ese centro, Nelson Béjar, confirma que en unos diez días se reestablecerá el servicio. Mientras tanto, muchos pacientes están contemplando otras opciones en otras regiones del país, asegura.

En este tiempo el perjuicio es grande, porque entre 50 y 80 personas se han visto perjudicadas, según el jefe de Radioterapia.

Pero la representante de los pacientes con cáncer, en base a la lista que ella maneja, asegura que suman al menos 50 los que esperan para iniciar tratamiento y otros 40 tuvieron que interrumpirlo y ahora esperan reiniciarlo. Algunos llevan hasta tres meses en espera por la suspensión del servicio a causa del Covid-19 y por desperfectos técnicos en el acelerador lineal.

De acuerdo con el jefe de Radioterapia, se pueden derivar pacientes a La Paz, donde recientemente se ha puesto a funcionar un equipo de este tipo, pero el problema es que el Estado cubre el tratamiento a los pacientes que están por el seguro, pero ellos deben costearse la vivienda y los gastos para vivir unos dos meses.

La representante de los pacientes con cáncer señala que, en el intento por buscar otras opciones para acceder al tratamiento, se puso en contacto con el hospital Oncológico de Sucre, pero por falta de recursos nadie se anotó a la lista.

Solo una paciente, en su desesperación se trasladó hasta Cochabamba, pero tampoco pudo acceder al tratamiento porque el equipo que dispone esa región también se encuentra dañado.

“Ella viajó a Cochabamba y grande fue su sorpresa cuando llegó allá y se enteró que el servicio también estaba interrumpido. Tuvo que retornar y ahora es una de las que espera que arreglen el acelerador local”, dice.

Un tratamiento vital

Roxana asegura que la radioterapia es un tratamiento clave contra el cáncer porque es el “complemento de la quimioterapia para destruir completamente las células cancerígenas”. “Es de vital importancia”, agrega y complementa que “el paciente que hace quimioterapia, se opera, y si no hace radioterapia, recae y quizá con un cáncer más agresivo”.

Dependiendo del tipo de cáncer, este tratamiento se lo realiza antes, después o de forma paralela a la quimioterapia.

El tipo de tumor también condiciona la cantidad de sesiones a la que un paciente debe someterse; el que menos recibe son 12 sesiones y el que más, hasta 30. Cada sesión toma entre 15 y 20 minutos.

Velasco señala que esperan que dentro de una semana el equipo vuelva a funcionar y, una vez esté operando, se priorizarán los que interrumpieron su tratamiento y los pacientes nuevos urgentes, situación que será valorada por el comité de tumores del Oncológico.

Velasco cree que la sobredemanda que tiene el servicio acabó dañando el equipo, porque desde el 2016, cuando empezó a operar, solo ha dejado de funcionar para su mantenimiento.

Por eso Velasco insiste en que Santa Cruz precisa tres equipos para cubrir la demanda del departamento y cinco para abastecer a pacientes que llegan de otras regiones del país.

Un equipo de cinco años

En septiembre de 2016 se entregó el acelerador lineal como un gran regalo al mes cívico cruceño. Este equipo estadounidense de última tecnología, de la marca Varian, fue el primero de su tipo en el país tanto en el sistema público como privado. Con ello por primera vez se logró hacer el tratamiento de radioterapia de forma más precisa. La bomba de cobalto, que funcionaba hasta entonces quedó obsoleta.

Una de las principales características del acelerador lineal es su exactitud a la hora de atacar células cancerígenas, mientras que la bomba de cobalto emite radiaciones ionizantes al tumor que pueden afectar a otros órganos.

El acelerador lineal utiliza energía eléctrica y personaliza los rayos X para que se ajusten a la forma del tumor y destruyan las células cancerosas, sin afectar tejidos normales. Esto implica disminuir la toxicidad en el organismo.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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