Hay malestar en el interior de las Fuerzas Armadas (FFAA) por el ascenso a generales que aprobó la semana pasada la Cámara de Senadores, durante sesión reservada. “Desmoralizan”, dicen fuentes de la institución, porque “aniquilan la meritocracia interna” y dejan de lado a dos promociones que acataron las órdenes de la gestión de Jeanine Áñez, y eso se ve como una acción en la que el Gobierno busca escarmentar a los mandos altos, para que eso no se repita.

El senador del MAS, Luis Adolfo Flores, aseguró que el malestar militar no tiene fundamento y que se espera una resolución del TCP sobre un recurso de inconstitucionalidad contra la decisión de la expresidenta Jeanine Áñez de ascender generales por decreto.

Han ascendido solamente los miembros del actual Alto Mando Militar, respetando absolutamente sus méritos evaluados no por la Asamblea, sino por ellos mismos. Aquí no hay ánimo de escarmentar a nadie”, aseguró.

El general en servicio pasivo, Tomás Peña y Lillo, consideró que el ascenso registrado dejó de lado completamente la meritocracia. “Ascendieron solamente aquellos que son afines al partido, bajo el pretexto de que deben tener conciencia patriótica”, aseveró.

La orden de ascensos subió hasta en dos grados a los integrantes del actual Alto Mando Militar, según el documento oficial al que tuvo acceso EL DEBER.

El excomandante del Ejército, general en servicio pasivo Marcelo Antezana, señaló que “no ascendieron a los primeros, a los que se merecían, hay un manoseo de la institución”.

El general de Brigada Aérea, César Moisés Vallejos, es ahora el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas con el rango de general de División Aérea. La misma orden le otorga el rango inmediatamente superior, el de general de Fuerza Aérea. Mientras que el coronel Marcelo Juan Heredia, comandante general de la Fuerza Aérea, pasó a general de Brigada Aérea y al siguiente grado, el de División Aérea.

En el Ejército, fueron ascendidos a general de División el actual jefe de Estado Mayor, Augusto Antonio García. El coronel Miguel Ángel de Castillo, actual comandante de esa fuerza, es ahora general de Brigada y a través de la misma orden fue ascendido a grado de general de División.

El actual comandante de la Armada Franz Pablo Valdivieso Oña fue ascendido al grado de contraalmirante y al de vicealmirante, mientras que el contraalmirante Javier Torrico Vega, jefe de Estado Mayor de la Armada, subió al grado de vicealmirante.

Peña y Lillo consideró que hay un condicionamiento político, y evaluó que se dejó al margen al menos a dos promociones “para castigar y escarmentar a las FFAA, para que no se repita lo ocurrido en 2019”, cuando los militares salieron a aplacar la tensión social junto con los policías.

Coincidentemente, la promoción que quedó completamente relegada es la conformada por oficiales que estaban como comandantes de batallones y que salieron a las calles durante el conflicto tras la salida del país del expresidente Evo Morales.

El malestar interno es enorme, subrayó. “Es un manoseo que puede traer problemas serios, como la indisciplina, se genera repulsión ante el estamento civil. Las FFAA trabajan en base a méritos”, dijo Peña y Lillo.

Si es que los ascensos son políticos, el razonamiento es lógico. “De qué sirve ser el mejor si al final la designación de los generales se mueve desde el Palacio de Gobierno. Desmoraliza completamente. Es una falta de respeto enorme”, complementó.

Antezana coincidió en que se aniquila la meritocracia dentro de la institución, “porque asciende aquel que se adecúe a la doctrina política del gobierno y se comprometa a tomar medidas y acciones a pedido del presidente”.

El exjefe del Ejército manifestó que “desmoraliza y pone en serio peligro a la institución, porque se la politiza”.

En la discusión que se generó en el Senado, la legisladora de Comunidad Ciudadana por Chuquisaca, Silvia Salame puso en consideración del pleno una carta escrita por el coronel Jorge Santisteban.

El documento, al que tuvo acceso este medio, señala que la designación del Alto Mando, a fines de diciembre, a pesar de ser facultad del capitán General, incumple la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, en el Artículo 66 ,“debido a que el Comandante no era General de División, y no ha cumplido ninguna de las funciones que son requisitos preferentes para su cargo actual”.

En las últimas semanas una nota dirigida al Comandante General del Ejército expresaba un reclamo de la Promoción 1990, la cual en 2020 fue sometida a un proceso de selección y evaluación de ascensos para optar el grado de General de Brigada “sin que hasta la fecha se haya materializado y oficializado ningún resultado”.

En esa nota, se mostraba la lista de los “12 coroneles con mayor puntaje y sin tacha moral, ética o disciplinaria (revisada por el Tribunal de Personal del Ejército que en ese momento estaba compuesta por Generales de la promoción 1988 y 1989”.

Se menciona a los coroneles Mario Velasco Téllez, Oscar Rueda Jordán, Augusto Arévalo Oblitas, Jhony Mackay Flores, Igor Serrudo Santelices, Clever Moya Hurtado Richard Valencia Iriarte, Iván Omonte Sejas, Rubén Ampuero Brañez, Jorge Zapata Chávez, Víctor Baldivieso Jinés y Roberto Bozo Rocha.

El senador Flores contrarrestó que la lista emitida es aún parcial, “mientras se resuelve el recurso en el Tribunal Constitucional”.

Santiesteban aseguró que estos 12 coroneles, de acuerdo al orden de mérito deberían estar ocupando los cargos más jerárquicos del Estado Mayor del Ejército, es decir, Jefatura de Estado Mayor, Inspectoría General del Ejército y Jefaturas de Departamento del Estado Mayor Operativo, expresadas en la Ley Orgánica de las FFAA (LOFA), que aclara que se sustentan como principios doctrinarios dentro de esta institución, la disciplina, jerarquía, orden y respeto de la Constitución Política del Estado, leyes y reglamentos.

El documento subraya que la LOFA fue incumplida en las designaciones de todos los integrantes del último Alto Mando, aunque señala que eso no es culpa del presidente Arce, sino de los jefes militares del Comando General del Ejército y del Comando en Jefe.

Sostiene que en el escalafón de armas «la jerarquía está determinada por el grado, la antigüedad definida por el mérito en cada tanda y el cargo que desempeña el personal militar, conforme menciona el art. 99 de nuestra ley, aspecto que claramente desconocen quienes emitieron la orden general de destinos». 

Concluye que la LOFA ha pasado a ser “el papel sanitario. No merecemos la actitud abusadora, aprovechadora, arribista y oportunista que en base a la infamia ha perpetrado la más vil traición a sus camaradas, a los subalternos y al Ejército”.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *