Santiago de Chile |

Una amplia gama de independientes que representan la izquierda chilena dominarán la Convención Constitucional, desde la «tía Pikachu», que saltó a la fama por asistir a las protestas sociales disfrazada del famoso personaje japonés de Pokemón hasta periodistas, actores, abogados, escritores y activistas sociales.

Contra todo pronóstico y asestándole un duro golpe a los partidos políticos tradicionales tanto de la derecha gobernante como de la izquierda opositora, los candidatos independientes se convirtieron en los grandes ganadores de la elección que decidió este fin de semana los 155 miembros que redactarán la nueva Constitución de Chile.

En total, 48 independientes resultaron escogidos, superando a los 37 representantes que consiguió la coalición de gobierno, los 25 escaños de los partidos tradicionales de centroizquierda y los 28 de la izquierda más radical.

A ellos se suman 17 cupos reservados para los pueblos indígenas, que tienen una serie de reivindicaciones culturales y de territorialidad y que no sitúan en la ideología política tradicional de izquierda o de derecha.

La mayoría de los independientes son de izquierda, pero aún es difícil anticipar la forma en que operarán al interior de la Convención.

«No todos los independientes pueden meterse en el mismo saco y no son un grupo homogéneo, sino todo lo contrario. Por su misma naturaleza de independientes son muy pocos los que tienen un sentido colectivo de la política», explicó a la AFP el politólogo de la Universidad de Talca Mauricio Morales.

Para Marcelo Mella, analista de la Universidad de Santiago, casi todos los independientes tienen «un discurso crítico frente a los partidos tradicionales.

En tanto, el politólogo Claudio Fuentes apuntó que, en este grupo de independientes, muchos vienen con «afinidades políticas hacia la centroizquierda», y que en su gran mayoría son afines a partidos políticos, que incluyen al Partido Comunista y la izquierda tradicional.

Amplio abanico

Entre los independientes sin duda la mayor sorpresa la dio la llamada «Lista del Pueblo», formada en su mayoría por desconocidos que se definen como luchadores de «toda la historia por obtener dignidad y justicia». Sus miembros tienen una visión más radical que los otros grupos sobre los cambios que se deben llevar adelante en Chile.

«Nuestra visión es un Chile con igualdad de género, plurinacional y digno. Un país empoderado y dueño de sus riquezas naturales, que invierta en el mayor patrimonio que tiene: su propia gente», define la lista en su página web.

Entre los 24 convencionales elegidos en esta lista, destaca Giovanna Grandón, una asistente de párvulos y conductora de transporte escolar, de 45 años, que saltó a la fama al asistir a las marchas sociales disfrazada del famoso personaje de Pikachu.

«El rol del Estado tiene que ser garante, donde no se privilegie a los empresarios como se ha hecho hasta ahora, ni el tener dinero y que solamente por eso puedan llegar a una educación de calidad», dijo en una reciente entrevista.

En esta lista también hay profesores, un mecánico, varios abogados, una socióloga, un médico y una mujer que solo reporta haber cursado educación media.

«Son personas claramente más de izquierda, que no están alojadas en partidos, por lo tanto, se hacen incontrolables en una Convención», advierte Morales.

Pero también hay otros más moderados y que se anticipa podría ser mucho más dialogante con las fuerzas de centroizquierda, agrupados por ejemplo en la lista «Independientes no neutrales», que sacó 11 representantes, y que se define como un grupo «diverso, transversal y comprometido con la actividad pública».

El psicólogo Benito Baranda, que por años ha trabajado para la superación de la pobreza, y la destacada periodista Patricia Politzer, son sus figuras más representativas.

«La construcción de una Constitución requiere de este puzzle más amplio que permita armar una Constitución que tenga adhesión ciudadana», dijo Baranda ayer a radio Cooperativa.

Una nueva carta fundamental para Chile es el resultado más palpable de la revuelta popular que estalló el 18 de octubre de 2019 y que tuvo su máxima expresión cuando en el plebiscito del 25 de octubre del pasado año casi el 80 por ciento de los asistentes a las urnas dijo «Sí» a una nueva Constitución, reseñó la agencia Prensa Latina.

Apuntan a Piñera como culpable

Aunque todos presagiaban que la baja popularidad (9%) del gobierno del presidente Sebastián Piñera tendría un fuerte impacto en los resultados de las cuatro elecciones del domingo, el enojo en Chile Vamos fue profundo al punto que nadie llegó anteanoche hasta el palacio de La Moneda.

El ministro portavoz de Gobierno reconoció ayer que los resultados fueron un «llamado de atención» pero aseguró que «este no es el momento de apuntarnos con el dedo».

En entrevista con T13Radio es «una interpelación a toda la política tradicional, que incluye al gobierno, lo que queda es hacernos cargo de eso, adaptarnos frente a esa realidad, ver cuáles son las formas en que tenemos que acercarnos a la ciudadanía para que confíe en las vías tradicionales».

Insistió que hay «una interpelación a todas las élites, la económica y la política».

Fuentes de T13 Radio señalaron que el mandatario se arriesgará con un nuevo gabinete para enfrentar sus últimos 10 meses mientras sus partidos tienen 72 horas para inscribir sus candidatos para las primarias de junio de los presidenciales que en noviembre tendrán que elegir al sucesor de Piñera.

El candidato de Renovación Nacional, Mario Desbordes, antes que hablara el jefe de estado, dijo que su sector «no ha sabido interpretar las demandas de la ciudadanía».

El siempre optimista Joaquín Lavín, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), intentó restar dramatismo, pese a que el consejo general deberá proclamar a su candidato, donde también compite la reelecta alcaldesa Evelyn Matthei.

Pero los resultados no sólo afectaron a la derecha sino también a los partidos tradicionales de la centro izquierda, socialistas, democristianos, socialdemócratas, que fueron desplazados con holgura por los jóvenes que constituyeron la Lista de Pueblo, de alma izquierdista, surgida al calor de las movilizaciones de Octubre de 2019.

La participación electoral no alcanzó a la del Plebiscito (50,9) y solo concurrió hasta las urnas el 40 por ciento del padrón de 14.900.189 chilenos con derecho a voto voluntario.

Se creía que la baja participación favorecería a la derecha -por cuanto votan más las comunas acomodadas versus las más pobres- pero la coalición de gobierno no alcanzó el tercio de los convencionales para influir con mayor fuerza en el devenir del proceso, y sólo consiguió 37 convencionales (22%).

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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