Cada 29 de julio se conmemora mundialmente el día de aquel sufrimiento ocasionado por una relación amorosa o la falta de una, mejor conocido como mal de amores. Esta fecha se establece como una contraparte del día del amor.

Beatriz Rusconi, licenciada en psicología, comenta que el mal de amores “trata de historias de amor dominadas por el sufrimiento, de personas que viven su relación sentimental en una espera continua de algo que nunca se hará realidad”. A su vez, menciona que la autoestima está estrechamente ligada a la persona amada. “Este tipo de amor está dominado por el miedo de estar solo o sola, de no ser digno o digna de amor, de ser abandonado o abandonada”.

Por su parte, Mauricio Chávez, también psicólogo, recalca que este término no es utilizado desde su área. “Nosotros manejamos lo que es el exceso. Puede ser el exceso en la idealización que hay hacia la pareja. Uno puede pensar que la persona posee ciertas cualidades, más de las que tiene por atribución propia. Esto puede generar este conflicto cuando se cae este ideal”.

Una decepción amorosa puede afectar tanto a la mente como al cuerpo. Desde el punto de vista psicoanalítico, Chávez comenta que se habla de lo que es la lívido. “Es una energía propia del yo, la cual si se deposita en un objeto del mundo exterior genera cierto malestar tanto físico como emocional”.

Menciona que se presenta cuando una persona “ama en exceso” y deposita tanto en la otra persona que envía constantemente esta energía, pero ésta no vuelve. A esto se le llama el monto de Catexia, “en vez de depositar algo en esta persona y volver al sujeto, se queda en el mundo externo y cuando esta energía va mermando al sujeto, ahí podemos ver problemas a nivel anímico y somático, cuando vemos que la relación es unilateral”.

Rusconi menciona que entre los efectos psicológicos se pueden presentar síntomas depresivos, como angustia, apatía, desesperanza, ansiedad, sentimientos de culpa y de inutilidad.

También dice que estas malas experiencias amorosas pueden llevar a las personas a buscar otra pareja, sin haber creado una conexión con ellas mismas.

Desde otra perspectiva, Chávez dice que hay un elevado índice de ansiedad cuando no se está con la pareja, y que estas actitudes denominadas por la sociedad como “tóxicas” se están normalizando por medio de las redes sociales. “Posterior, esto puede llegar a situaciones mayores como la desconfianza, el control, la celotipia e incluso llegar a agresiones”. Además, opina que estas actitudes también se pueden dar en cuanto a un amor imposible y que esto puede llevar, en casos extremos, al acoso y a otras conductas obsesivas.

Según Rusconi, los efectos psicológicos están estrechamente relacionados con los físicos, puesto que los primeros pueden debilitar el sistema inmunológico. “Se puede dar lugar a una depresión, cuyos efectos físicos son varios: alteración en el ritmo del sueño-vigilia, apetito, insomnio, ansiedad, problemas digestivos y dolor de cabeza”. A su vez, Chávez señala que se puede llegar a autolesiones, como morderse las uñas, jalonearse el cabello, pellizcos o rascarse la piel. “Algunos prefieren sentir ese dolor que sentir uno emocional”, explica.

Una decepción amorosa puede provocar lo que coloquialmente se llama un corazón roto, que pasa a ser una consecuencia física de gravedad cuando se habla de la Miocardiopatía de Takotsubo o Síndrome del Corazón Roto.

Según la plataforma Go Red For Women de la American Heart Association, esta es una alteración cardiaca ocasionada por un episodio fuerte de estrés, como una ruptura, un engaño o la muerte de alguien cercano, entre otros hechos que pueden, o no, estar relacionados con una relación amorosa.

Este síndrome consiste en que el ventrículo izquierdo se agranda, mientras que el resto del corazón funciona con normalidad o con fuertes contracciones. Los síntomas más comunes son dolor torácico, respiración entrecortada y latidos irregulares. La tasa de mortalidad por este síndrome es baja y en la mayoría de los casos los pacientes se recuperan después de unas semanas, según la Asociación Española del Corazón.

Respecto a formas de tratar o disminuir los efectos del mal de amores, Rusconi resalta el amor propio. “Una persona que ya no sufre del mal de amor, se ama sobre todo a sí misma y se valora a sí misma en lugar de tratar de encontrar el sentido de su valor en una relación. No se expone al riesgo de ser explotada por quienes no tienen en cuenta su bienestar”.

A su vez, comenta de la importancia de la terapia psicológica para identificar y entender qué elementos son dañinos en una relación.

Sobre la ayuda por parte de amigos o familiares, Chávez considera que “más que un consejo, la persona espera a alguien que escuche lo que tiene que decir porque a veces no se sienten escuchados”. También, recalca que se debe dejar de idealizar a las personas y tratar de verlas por lo que son en realidad. “Posterior a esa idealización, recién surge el verdadero enamoramiento”.

Por Jesus

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