El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ratificó ayer, al intervenir ante la Asamblea General de la ONU, su “exigencia” de que se levanten “todas las sanciones criminales” contra su país.

“Ratificamos nuestro pedido, nuestra exigencia de que se levanten todas las sanciones criminales contra la economía venezolana, contra la sociedad venezolana por parte de los Estados Unidos y por parte de los gobiernos de la Unión Europea”, dijo Maduro en un discurso grabado.

En este sentido, recordó que su país ha llevado “en múltiples ocasiones” a distintos organismos del sistema de Naciones Unidas y a la Asamblea General “la denuncia de la arremetida feroz, de la campaña feroz” que considera que hay en marcha contra su país desde “las élites que han gobernado los Estados Unidos”

Esa campaña, siempre según el gobernante venezolano, ha contado con “complicidad desde las élites que dirigen organismos en Europa y en otros lugares”.

“Han querido instrumentalizar los organismos internacionales del derecho internacional para justificar la campaña feroz y los ataques criminales contra (…) el pueblo de Venezuela”, subrayó.

En su opinión, Venezuela sufre “una agresión permanente y sistemática a través de sanciones económicas, financieras y petroleras” que calificó de “crueles”.

Explicó que esas sanciones constituyen un ataque “contra el derecho a la libertad económica”, así como “contra los derechos económicos y garantías que deben gozar todos los pueblos del mundo”.

Es, a juicio del jefe de Estado, “una arremetida feroz contra el derecho a comprar lo que necesita nuestro país y contra el derecho a vender lo que nuestro país produce, especialmente las grandes riquezas petroleras y mineras”.

“Se persigue las cuentas financieras, se nos ha secuestrado y bloqueado el oro de las reservas internacionales legales del Banco Central de Venezuela en Londres, se nos ha secuestrado y bloqueado miles de millones de dólares en cuentas bancarias en los EEUU, en Europa y más allá”, sostuvo.

Afganistán y otras crisis marcan segunda jornada

Las crisis en Afganistán, Yemen o Libia centraron ayer buena parte de la frenética actividad diplomática que tiene lugar en paralelo a la Asamblea General de la ONU, donde el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprovechó su discurso para exigir el levantamiento de todas las sanciones contra su país.

En la segunda jornada de la Asamblea General, la atención se trasladó en buena medida del hemiciclo a otras estancias -y también espacios virtuales, consecuencia de la pandemia- en los que presidentes y ministros han discutido algunas de las situaciones más problemáticas de la escena internacional.

Ese fue el caso de Afganistán, que centró una reunión privada de los titulares de Exteriores del G20 en preparación de una cumbre que las potencias tienen previsto dedicar a la situación en el país asiático los próximos 30 y 31 de octubre en Roma.

En esa reunión, se volvió a señalar como grandes prioridades el suministro de ayuda humanitaria a la población afgana y la necesidad de evitar que el país vuelva a convertirse en una base para el terrorismo de grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico (EI).

“La comunidad internacional está unida en sus expectativas de que los talibanes cumplan con sus compromisos”, señaló tras el encuentro el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

Por Jesus

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