SANTIAGO |

La jornada de elecciones regionales en Chile ayer se desarrolló en medio de un llamado  a participar para legitimar el nuevo cargo de gobernador, que nace con estos comicios.

Sin embargo, la llegada de gente a los recintos fue escasa. A las 13.00 horas, cuando habían transcurrido las primeras cinco horas de votación, comenzaron a verse colas.

De hecho, en algunos colegios electorales incluso se vio a vocales de mesa jugando con una pelota de fútbol para pasar el tiempo, dado que al lugar no llegaban nadie.

“Se ve baja votación para una elección tan importante. Esto me motiva a que de una vez por todas avancemos al voto obligatorio”, dijo en sus redes Mario Desbordes, quien aspira a ser candidato de la derecha en las presidenciales.

En la primera vuelta sólo participó un 43 por ciento de la población votante. 

La batalla por gobernar en la Región Metropolitana de Santiago, donde vive más de un tercio de la población de Chile, tiene en vilo al país. Se enfrentan dos izquierdas, una centrista y otra más radical.

El candidato de la Democracia Cristiana (DC), Claudio Orrego, representa a un ala más tradicional dentro de la oposición, mientras que Karina Oliva pertenece al Frente Amplio (FA),  considerada una izquierda más moderna. 

Por Jesus

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