En la avenida Uruguay, entre las calles Campero y Abaroa, de los 14 negocios que antes funcionaban en esa zona de la capital cruceña, solo tres están en pie. Si bien la pandemia provocó una crisis económica global, el éxodo de comercios no comenzó con la llegada del virus más famoso del mundo a la ciudad de los anillos. 

La crisis tiene una fecha exacta: el 13 de mayo de 2019, cuando el municipio de Santa Cruz comenzó las obras del sistema de Buses de Tránsito Rápido (BRT por sus siglas en inglés).

El proyecto se construyó en todo el perímetro del primer anillo de la ciudad. Según el municipio, descongestionará y reorganizará el transporte en la urbe. No obstante, su ejecución dejó secuelas en varios comercios que funcionaban sobre este espacio.

Muchos de ellos redujeron sus ingresos a más de un 50%. Y por otro lado los inmuebles sufrieron una depreciación en un porcentaje similar. Así lo confirmaron los dueños de negocios y propietarios consultados por EL DEBER. Algunos revelaron que, pese a tener sus inmuebles en venta, desde hace un año, no consiguen un precio similar al avalúo de sus bienes.

El dato fue confirmado por la Cámara Inmobiliaria de Santa Cruz (Caincruz). Desde la entidad indicaron que una vez comenzadas las obras del BRT muchas empresas y negocios, que operaban sobre el primer anillo, optaron por irse a un lugar más accesible debido al caos vehicular que se generó.

“Muchos cambiaron de dirección porque en todo el primer anillo, donde está el BRT, genera un tráfico caótico”, explica Cleya Menacho, presidente de Caincruz.

Por ejemplo, un inmueble sobre el primer anillo, valuado en $us 500.000 se depreció hasta los $us 250.000. Los alquileres también sufrieron una caída. Por la zona, un local amoblado que se cotizaba $us 800 ahora en el mercado está a solo $us 350.

‘No parking, no business’

Roberto Bustillos, propietario de Pacumutos Oriental -un restaurante que funciona desde 1988 sobre la avenida Uruguay- asegura que la obra quitó el espacio de parqueo de todos los negocios. De forma particular dijo que sus ventas bajaron entre un 40 y 60% por esta causa.

El hombre detalla que la llegada de la pandemia fue la gota que rebalsó el vaso porque a raíz del proyecto las ventas bajaron.

“La gente necesita parqueos y los que hay en el área circundante son limitados; la disminución de los clientes es notoria. En la avenida Uruguay todas las tiendas se han ido cerrando”, explica.

Bustillos sostiene que a este factor se sumó la crisis económica por Covid-19 que “ha hecho que todo el centro se desvalorice”. “Nadie va a comprar un inmueble si no tiene parqueo”, asegura.

A metros del negocio de Bustillos, Ciro Hurtado, propietario de Repuestos Moncho, es otro de los empresarios que se ve afectado por el proyecto. El hombre, que desde 1996 tiene su negocio en el primer anillo, asegura que su calle nunca antes estuvo vacía, pero ahora solo hay locales cerrados. Todos están en alquiler, pero nadie está interesado en arrendar estos espacios que antes eran muy cotizados.

“La gente no abandonó los negocios por la pandemia, si no por esto (el BRT). No hubo una consulta real si no una imposición. No hubo nadie, una institución ni políticos que reclamen y que digan esto está mal hecho”, se queja.

Y lo mismo piensa Lourdes Prósperi de Baldomar, propietaria der restaurante Don Miguel.

La mujer explica que el inicio de obras del proyecto, en 2019, coincidió con un mes muy bueno en ventas; como mayo. Pero tras la llegada de la maquinaria sobre la avenida Viedma, donde opera el local, estos buenos números que se registraban cada año cayeron abismalmente.

“Era un mes súper bueno; por el día de las madres las empresas agasajaban a sus empleados, había buenas ventas. Pero empezó el BRT y todo se fue para abajo, fue el peor mes en la historia de Don Miguel. Fue terrible, las ventas cayeron un 70%. Y esto fue un año antes de la pandemia”, afirma.

Antes de que los trabajos de la obra comiencen este negocio contaba con un espacio para el parqueo de hasta seis vehículos.

“Vamos a ver hasta dónde aguantamos. Fue muy grave el impacto y la pandemia fue solo el cherry del pastel”, señala.

Justificación

Rolando Ribera, secretario de Movilidad Urbana del Gobierno Municipal Autónomo de Santa Cruz de la Sierra, asegura que es falso que la construcción del proyecto hubiera ocasionado una desvalorización de los inmuebles dentro del primer anillo.

Es más, sostiene que cuando el proyecto entre en funcionamiento el valor de los inmuebles sobre esa zona se incrementará.

El funcionario afirmó también que por años los negocios aprovecharon el espacio para parquear de forma ilegal e indica que un estudio de aprovechamiento que hizo el municipio detectó que “en el primer anillo: apenas parqueaban 520 vehículos, sumando ambas aceras, internas y externas”.

“Si multiplico esos 520 por la tasa de ocupación de vehículos particulares, que son solo dos personas, tenemos un poco más de 1.000 personas que eran las beneficiadas a diario por estacionarse de manera ilegal”, dijo.

Incluso el funcionario revela que los negocios cuentan con las calles que convergen en el primer anillo, y que suman más de 680 los cupos de estacionamientos gratis. “Tenemos que entender que Santa Cruz es una ciudad con más de 600.000 vehículos, que requiere que se use la mayor cantidad de ancho de vía para mejorar el nivel de circulación y de servicios”, agrega.

Sobre la caída en las ventas y la depreciación de los inmuebles afirma que “todo mundo se olvida que hubo una pandemia”.

“Todos le echan la culpa al BRT y se olvidan de la pandemia”, dijo.

Es más, aseguró que el BRT es el único proyecto serio que ha tenido la ciudad para reordenar el tráfico vehicular.

Pero, María Laura Roca, gerente general de El Jardín de los Pollos, afirma que el proyecto sobre el primer anillo fue uno de los factores que la impulsó a trasladar su negocio; después de trabajar por más de 30 años en esa zona.

“Era una zona bastante comercial, pero entre la construcción del BRT y otros factores fueron matando el comercio”, dijo.

No obstante, según Ribera el municipio cuenta con un plan para la reactivación de los negocios.

El mismo consiste en publicitar estos locales de manera gratuita en los buses y en toda la infraestructura del proyecto vial.

Sobre los estacionamientos, dijo que existen 11 parqueos privados de uso público sobre el primer anillo con una capacidad que supera los 560 vehículos más los 600 que hay en calle. “Son casi 1.200 vehículos que pueden estacionar en vez de parquear en el primer anillo”, sostiene.

No obstante, Rolando Schrupp, expresidente de la Cámara de la Construcción de Santa Cruz (Cadecocruz) califica de improvisado el proyecto municipal e incluso, dijo que el municipio fue advertido sobre las consecuencias que traería.

Para el experto, el proyecto, que tiene una extensión de 6,7 kilómetros, se hizo más con fines electorales, para mostrar una supuesta obra estrella de la gestión municipal. “Es una de las incoherencias técnicas más grandes que hemos dejado que pase. Yo les dije en todos los foros que esto iba a ser el entierro electoral de esta gestión”, dice el constructor.

Asegura que el municipio carece de cualquier principio básico de urbanismo y planificación. Pero Ribera señala que “se está estigmatizando los cambios en la ciudad y políticamente todo mundo está atacando el proyecto”.

Y ¿qué pasará con el BRT a partir de las nuevas autoridades? El candidato Jhonny Fernández afirma que el proyecto no era para el primer anillo y no hay los espacios suficientes, por lo que adelanta una auditoría técnica y financiera.

Mientras el aspirante a concejal por Comunidad Ciudadana, José Alberti, precisa que, si asumen como gobierno municipal, no van a destruir el BRT y aunque son conscientes de que hubo un impacto en los negocios y el precio del valor comercial en los inmuebles, esperan rodearse del mejor equipo técnico para brindar la mejor solución.

Por Condori Luis Pedro

Diseñador y Administrador de Noticias en la Web

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