Nicaragua defendió ayer los arrestos de varios dirigentes opositores, incluido el de cuatro aspirantes a la Presidencia y dos históricos exguerrilleros, y exigió la “no injerencia de cualquier Gobierno extranjero” en sus asuntos internos.

El Gobierno que preside el sandinista Daniel Ortega advirtió que verá “como un ataque frontal” a su soberanía cualquier intento “de socavar una investigación” contra los líderes opositores detenidos en los últimos días.

En un pronunciamiento titulado “Nicaragua: En defensa de la soberanía nacional y el estado de derecho”, el Ejecutivo afirmó no ser “una amenaza para ningún país del mundo”, y demandó el cese de las sanciones internacionales que, según dijo, en tiempos de pandemia “eleva su ilegalidad al nivel de crimen de lesa humanidad”.

El Ejecutivo también se quejó de que “se está desarrollando un ataque implacable y sin precedentes en contra del pueblo y Gobierno de Nicaragua, impulsado por falsas narrativas propugnadas por medios de comunicación de la derecha y “figuras de la oposición” financiados por Estados Unidos”.

Por Jesus

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