Los hechos ocurrieron en Camiri cuando Jaime Lizárraga (70 años) pidió al agresor que se retirara del hotel. Miglino, que se encontraba bajo el efecto de bebidas alcohólicas, respondió con violencia, pero está arrepentido

Alejandro Miglino (31 años), el agresor de un adulto mayor en Camiri, apareció este viernes para ofrecer sus disculpas públicas a Jaime Lizárraga (70 años). Al inicio de la semana, se viralizó un video en el que se mostraba la violenta agresión que provocó el despido de Miglino de su fuente laboral en Senasag.

El joven agresor participó en una entrevista televisiva en el programa ‘Que No Me Pierda’ desde donde pidió disculpas «a Jaime Lizárraga, a la familia, al pueblo de Camiri y a los adultos mayores». El incidente ocurrió en un hotel de Camiri que gestiona Lizárraga y fue grabado por las cámaras de seguridad del hotel.

Las imágenes reflejan una diálogo breve entre Miglino y Lizárraga instantes antes de que este se abalanzara sobre el adulto mayor. «No me reconozco», confiesa de entrada el agresor para asegurar que las imágenes las vio durante el trayecto de retorno a Santa Cruz.

El testimonio ofrecido por Miglino resalta que llegó al hotel después de haber consumido unas bebidas alcohólicas y no recuerda los sucesos. «Son cosas que estuvieron muy mal», afirma al tiempo que reitera las disculpas.

«Hable por teléfono con el hijo del señor para pedir una reunión y así pedirle disculpas», manifestó ante las cámaras. Trató de retornar a Camiri para presentarse de forma voluntaria ante la justicia y realizar la pertinente declaración indagatoria. El bloqueo de la ruta impidió su llegada al municipio.about:blank

Tras la agresión, Lizárraga sentó una denuncia en su contra. También se pronunció el Senasag mediante un comunicado en el que confirma el retiro inmediato de Miglino y de Esper Burgos, el responsable de la institución en Santa Cruz.

Miglino asegura sentirse «decepcionado» y compromete su presencia en Camiri para presentar sus disculpas personalmente a Lizárraga. «mis palabras se quedan cortas» asegura.

Los hijos de Lizárraga, Joel y Gabriel, mostraron un talante conciliador «reflejo de los valores que nos enseñó mi padre», reconoce uno de ellos. «Estamos preocupados por la tranquilidad de mi papá, porque esté bien», corrobora Gabriel.

«Hemos estado muy dolidos», prosigue Gabriel con el relato, aunque es consciente que la violencia o la venganza no es forma de resolver las disputas. Por ello, insiste en que «tendrá que  rendir disculpas en Camiri» tanto ante la justicia como ante «mi padre, que está esperando que también pueda disculparse con él».

Como familia, los hijos del adulto mayor agredido agradecen «el cariño recibido para mi padre» a través de innumerables mensajes de apoyo y afecto.

Por Jesus

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