La presión sobre el régimen autoritario de Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia se intensifica en el aniversario de las masivas manifestaciones contra el fraude electoral del verano pasado.

Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá anunciaron ayer nuevas sanciones contra Minsk. Washington aprobó castigar, entre otros, al comité olímpico bielorruso por su trato a la atleta Kristsina Tsimanuskaia, que huyó a Polonia para evitar volver a Minsk, y a empresas clave de la economía bielorrusa.

Londres, por su parte, amplió sus sanciones a las aerolíneas bielorrusas, a ciertas transacciones financieras y a la adquisición de algunas de las principales exportaciones que controla el régimen, como son el petróleo, el potasio y los cigarrillos.

El objetivo es “reducir la cifra de ingresos que fluyen al régimen de Lukashenko”. En un movimiento coordinado, Canadá también impuso nuevas trabas a la economía de Bielorrusia.

También la Unión Europea amenaza con nuevas medidas contra Lukashenko por seguir “desafiando” las normas internacionales, ahora que se cumple un año de las “fraudulentas” elecciones con las que el líder autoritario se mantiene en el poder y ha desatado una ola de represión y persecución de la disidencia, según denunció en un comunicado el domingo el Alto Representante de la Política Exterior, Josep Borrell.

Ante la creciente presión internacional, Lukashenko se mostró ayer desafiante en una rueda de prensa en la que amenazó con corta toda colaboración en la lucha contra el tráfico de material radiactivo. “Seguiremos trabajando en ello por ahora, pero les aviso: si cruzan mucho la línea roja no mantendremos ningún tipo de contacto”, advirtió.

Por Jesus

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