Mariana Ruiz es una escritora que incursiona en la literatura infantil con una saga cuyo objetivo primordial es dar a conocer mitos, leyendas y tradiciones bolivianas a partir de un personaje con el cual los niños puedan identificarse. La autora afirma que le encanta escribir este tipo de historias, con magia y aventura, recuperando mitos originarios y hablando de las cosas cotidianas desde un nuevo punto de vista. La saga cuenta con nueve relatos, y tiene un valor agregado porque desde el primer libro estuvo concebida como un viaje a través de Bolivia con el objetivo específico de convertirse en una propuesta ecológica para los niños. Los lectores no solo se empapan de leyendas y tradiciones, si no que visitan lugares emblemáticos que apuestan por la conservación ambiental.

El protagonista es Uma, ayudante de un chofer de camión que viaja permanentemente.

En cada una de las historias, Uma deja el mundo real y se sumerge en mundos fantásticos y surrealistas en los que adquiere habilidades inverosímiles como el poder hablar y entender a los animales, enfrentarse con la Vida y la Muerte, convertirse en un animal, ver a través de las personas o percibir los sentimientos de los objetos.

Con este entrañable personaje de quien se han apropiado muchísimos de los niños bolivianos que siguen el trabajo literario de Mariana, la saga se inicia el año 2009 con “Uma y el círculo mágico”, aventura en la que el protagonista se encuentra con la Vida y la Muerte y que se desarrolla entre Oruro y Potosí.

Ya casi llegamos al final con el noveno libro “Uma y el tesoro perdido”. En su condición de guardaparques, Uma y Roger van al salar de Uyuni, en el departamento de Potosí, para registrar a los flamencos que se reúnen en la laguna colorada.

Después de armar el campamento, Uma ve pasar a un zorro y decide seguirlo. Lo pierde de vista, pero él sabe donde encontrarlo. Aquí quiero detenerme en una preciosa frase que pone la autora para hablar de los animales:

“Los animales no caminan como las personas. Tienen sus propias rutas, sus senderos ocultos” (Pág. 13).

En medio del salar Uma se encuentra con un zorrino que trata de disuadir a Uma de encontrar al zorro porque siempre está metido en líos y para ello le cuenta una anécdota en la que, como de costumbre, el zorro queda mal parado. En ese lugar Uma encuentra una piedra lisa con un agujero al centro que se la guarda, como siempre. El zorrino muestra a Uma el camino que tomó el zorro, Uma ingresa en la abertura que lo conduce hasta una mina abandonada donde un puma malherido obliga al zorro Atoj a traerle comida a diario. Uma y Atoj son viejos amigos desde que se encontraron en una aventura en Cochabamba (“Uma y la cueva de los murciélagos”). Ambos, se enteran por la boca de un ratón de que hay un lugar oculto con mucha comida para el puma. El argumento de este noveno libro es saber si Uma y Atoj pueden lograr que el puma se restablezca de la debilidad de su cuerpo y sus heridas con la comida que Uma y Atoj puedan conseguir.

El relato es ameno y divertido y el personaje del zorro está bien personificado como el animal embustero y farsante que al final de la aventura queda como víctima de sus propios enredos.

Es interesante ver como una vez más la autora apuesta por las piedras como amuleto del protagonista. Me ha llamado la atención y me ha parecido muy simpático, cómo de manera muy sutil Mariana Ruiz habla de algún libro de literatura infantil boliviana que hace referencia a los famosos cuentos del zorro y del cóndor poniendo en palabras de los protagonistas fragmentos del libro “Mallku”, de Gastón Suárez y renegando de Don Antonio Paredes Candia por haber dado a conocer todas las fechorías del zorro a los lectores.

Como en algunos de los anteriores libros, en la parte final hay un glosario con una variedad de términos que utiliza la autora a lo largo de las historias que tienen que ver con el lenguaje, la fauna, la flora y las tradiciones de cada lugar.

Dan color y fuerza a esta obra las ilustraciones de Salvador Pomar. El artista utiliza una gama de colores en tonos siena y terracota que imprimen a la obra con los colores propios del paisaje del lugar.

Solo me queda darle el último impulso a Mariana para concluir un sueño que tiene más de 10 años cuyo protagonista ya es parte de la imaginación de muchos niños bolivianos. Mucho éxito a Uma y el tesoro perdido.

* La autora es escritora, miembro de la Academia Boliviana de Literatura infantil y Juvenil

Por Jesus

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