Reino Unido y Estados Unidos intentan aplacar la ira de su aliada Francia, enfurecida por el anuncio de una alianza estratégica entre estos dos países y Australia, que implica la cancelación de la compra de 12 submarinos por parte de Canberra.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está “impaciente” por hablar por teléfono con su homólogo francés, Emmanuel Macron, dijo ayer un alto funcionario estadounidense.

Biden quiere hablar con Macron “sobre el camino a seguir”, agregó el funcionario.

“Entendemos la posición de Francia. No compartimos su punto de vista”, añadió.

El portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, había indicado el domingo que “Biden pidió hablar con el presidente de la República (Emmanuel Macron) y habrá un intercambio telefónico muy pronto”.

El presidente del Consejo de la Unión Europea, Charles Michel, señaló por su parte ayer que “los principios más elementales para los aliados son transparencia y confianza y van juntos. Estamos viendo una clara falta de transparencia y lealtad”, en un encuentro con la prensa en Naciones Unidas, previo a la Asamblea General de la organización.

Ayer la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo a la CNN que el tratamiento reservado a Francia por Australia, en el contexto de la alianza con Estados Unidos y Reino Unido, es “inaceptable” y el caso requiere un profundo análisis.

“Uno de nuestros Estados miembros ha sido tratado de una forma inaceptable. Queremos saber qué sucedió y por qué”, añadió Von der Leyen, en referencia a la cancelación de un multimillonario contrato de submarinos entre Francia y Australia.

Por su parte, los ministros europeos de Relaciones Exteriores que se encuentran en Nueva York para la Asamblea General de la ONU se reunirán para debatir las consecuencias del nuevo acuerdo militar entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia (llamado Aukus).

La decisión de Australia de romper un contrato de compra de submarinos franceses a favor de los navíos estadounidenses de propulsión nuclear generó la indignación de París.

Macron llamó a consultas a los embajadores de Francia en Canberra y Washington, en un gesto sin precedentes.

El viceprimer ministro australiano, Barnaby Joyce, aseguró el lunes que su país “no necesita demostrar su afinidad y su afecto” hacia Francia.

Cancelan cumbre de ministros de defensa

Estados Unidos, Australia y Reino Unido anunciaron el miércoles pasado una alianza estratégica para contrarrestar a China, incluyendo la venta de los submarinos nucleares norteamericanos a Canberra, que sacó a los franceses del juego.

Como respuesta, un encuentro previsto para esta semana entre la ministra francesa de Defensa, Florence Parly, y su par británico, Ben Wallace, fue anulado por instancia de Francia, dijo a AFP una fuente del ministerio galo.

Horas después, el primer ministro británico Boris Johnson aseguró que “esta asociación en ningún caso está destinada a ser excluyente (…) No es una cosa que debe causar inquietud, en particular a nuestros amigos franceses”.

Johnson buscó halagar a Francia diciendo que mantienen “una relación muy amistosa”, de una “inmensa importancia” y declaró el amor “imposible de erradicar” que su país profesa a los franceses.

Previamente el domingo, el primer ministro australiano, Scott Morrison, rechazó las acusaciones francesas de que su gobierno mintió sobre la compra de los submarinos.

“No me arrepiento de la decisión de anteponer el interés nacional de Australia. Nunca me arrepentiré”, afirmó.

Los submarinos a propulsión nuclear son más autónomos que los de propulsión convencional (diésel y electricidad) previstos en el contrato con Francia.

El sábado, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian, afirmó que el caso de los submarinos ha engendrado una “crisis grave”.

Francia firmó en 2016 un contrato por 56.000 millones de euros (67.200 millones de dólares) para venderle a Australia 12 submarinos convencionales, el cual fue calificado como el “contrato del siglo” por su magnitud e importancia estratégica.

Corea del Norte condenó el pacto Aukus entre Estados Unidos, Reino Unido y Australia, que dotará al país oceánico de una flota submarinos de propulsión nuclear, y dijo que tomará las medidas oportunas si ve impactada su seguridad.

Por Jesus

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