Los ojos del mundo están sobre Alemania que celebra sus primeras elecciones sin la canciller Ángela Merkel, luego de 15 años de liderar a una de las principales potencias europeas y mundiales. Sin embargo, el nombre de su sucesor podría demorar meses en conocerse.

Primero se elige el Parlamento y no así de manera directa al canciller. La ventaja del Partido Socialdemócrata (SPD) en las generales alemanes se estabiliza y según la última proyección de las televisiones públicas alcanza 1,8 puntos.

El SPD obtiene un 25,9 por ciento frente el 24,1 del bloque conservador formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) y su ala bávara la Unión Socialcristiana (CSU).

Para la formación de Gobierno será clave cuál de los dos partidos que están al frente pueda llegar a un acuerdo con Los Verdes, que alcanzan un 14,7 por ciento, y el Partido Liberal, con un 11,5 por ciento.

Tanto el candidato socialdemócrata, Olaf Scholz, como su rival conservador, Armin Laschet, han declarado su disposición a intentar formar una coalición de Gobierno.

La CDU/CSU tuvo el peor resultado de su historia mientras que el SPD subió más de 5 puntos con respecto a las elecciones de 2017.

La ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) volvió a entrar en el Parlamento con un 10,4 por ciento.

La Izquierda alcanza un 5,0 por ciento, justo en el borde del umbral para entrar en el parlamento.

Sin embargo, ese partido puede obtener representación parlamentaria aunque se quede por debajo del 5,0 por ciento, si logra ganar tres mandatos directos.

Soñaban con una victoria clara para su líder, pero los simpatizantes de Olaf Scholz seguían en ascuas hasta la noche del domingo, pese a que los sondeos a boca de urna de las legislativas en Alemania dieran al candidato socialdemócrata una leve ventaja.

El ambiente, que hasta última hora de la tarde era bastante festivo, se tensó repentinamente tras el anuncio de los primeros resultados.

“Estoy sorprendido, pensaba que el SPD sería más fuerte”, confió, decepcionado, el afiliado al SPD Christian Tänzler que acudió a la velada electoral organizada por su partido en la casa “Willy Brandt”, así llamada en honor al primer canciller socialdemócrata alemán (1969-1974).

Pero para los militantes más jóvenes, que solo han conocido al SPD en sus horas más bajas, pues el partido ha estado en caída libre en los últimos años, los resultados eran un indicio del renacimiento de la formación.

“Después de 16 años, la socialdemocracia quizá vuelva a ser por primera vez la fuerza más poderosa de Alemania y eso es motivo para alegrarse”, consideró Sebastian Niestroj.

Cada nueva estimación confirmaba el avance del centro-izquierda y era recibida con aplausos.

Hacia las 21:00, los sondeos atribuían al SPD entre el 24,9 por ciento  y el 25,8 por ciento de los votos, y a la alianza conservadora formada por la Unión Cristiano-Demócrata y sus socios bávaros de la CSU, liderada por Armin Laschet, entre el 24,2 por ciento y el 24,7 por ciento.

Mientras, en la sede de los conservadores, en el centro de Berlín, planeaba la posibilidad de que la CDU tenga que abandonar el poder al cabo de 16 años.

Con estos números, ningún partido está en condiciones de formar gobierno por su cuenta, lo que hace necesario esperar negociaciones para determinar quién finalmente será la persona que sucederá a Angela Merkel en la cancillería.

Un total de 60,4 millones de alemanes estaban llamados a las urnas. Las primeras estimaciones señalan que un 76 por ciento participó en las elecciones, poco menos que el 76,2 que lo hizo en 2017.

Por Jesus

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