Según el reporte policial, la víctima tenía que prestar esa suma de dinero a su verdugo para un supuesto negocio. En su declaración, el acusado dijo mentiras.

Con pedidos de justicia, familiares y amigos dieron ayer el último adiós a Wilma.
Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
Con pedidos de justicia, familiares y amigos dieron ayer el último adiós a Wilma. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete

Con pedidos de justicia, familiares y amigos dieron ayer el último adiós a Wilma. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete.

Con globos blancos, familiares y amigos despiden a Wilma.
Foto: Carlos Sánchez / Página Siete
Con globos blancos, familiares y amigos despiden a Wilma. Foto: Carlos Sánchez / Página Siete

La Policía presume que Wilma Fernández estuvo en una relación sentimental durante dos años con su feminicida Jashiro Hayakawa y  que le tenía que prestar 20.000 dólares para un negocio.

“Jashiro sí era una de las parejas de Wilma. Su relación inició a finales de 2020”, dijo a Página Siete  Rodrigo Conde, investigador del caso perteneciente a la división de trata y tráfico de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) La Paz.

De acuerdo con el director de esta unidad, Boris Gutiérrez, Wilma y Jashiro se conocieron antes porque ambos estaban en la Universidad Católica Boliviana. “Ambos estudiaban en esa casa de estudios, pero en diferentes carreras”, sostuvo.

Según la familia, gracias a su formación de administradora de empresas ella consiguió trabajo en España y Londres. Pero otros parientes indicaron que ella trabajaba en el cuidado de niños y adultos mayores en España.

Hace casi un mes, Wilma llegó al país para el cabo de año de su papá y para realizar algunos trámites. El 22 de marzo, la mujer desapareció y luego de ocho días de búsqueda la Policía encontró su cadáver en Chuspipata, camino antiguo a Coroico.

Conde relató que pese a que Wilma se fue a Londres, ella y  Jashiro no perdieron el contacto, por lo que su relación continuó de forma virtual y a través de las redes sociales.

El día de la desaparición, Wilma y Jashiro se encontraron en La Paz. Él la llevó a su casa. A través de imágenes se ve el ingreso de la joven a esa vivienda, ubicada en un condominio de las Lomas de Achumani. Según la investigación, de ese lugar la joven no salió con vida y en un video se ve cómo Jashiro saca un saquillo color celeste con residuos en el que después metió el cuerpo de su víctima.

El comandante de la Policía, Jhonny Aguilera, informó que luego de las investigaciones se pudo establecer que “los móviles que llevaron a Jashiro a cometer el feminicidio son pasionales y económicos”.

“Hay un toque económico, porque Wilma había conversado con este sujeto acerca de la posibilidad de entablar un negocio”, dijo el jefe policial. Aseguró que la víctima tenía dinero en su casa, 20.000 dólares, en libras esterlinas (moneda de Inglaterra). Indicó que el dinero estaba “forrado en papel de estaño” y,  aparentemente, la víctima tenía que darle al agresor para el negocio. Sin embargo, Aguilera aclaró que “no se llegó a concretar la entrega”.

Conde dijo que Raúl, el hermano de la víctima, acudió el 25 de marzo para presentar la denuncia por la desaparición de la mujer de 39 años. Él aseguró que no lo hizo antes porque ella -aunque no habitualmente- se quedaba a dormir con sus amigas. La familia esperó su llegada, pero comenzó a buscarla porque tampoco se perdía mucho tiempo sin decir dónde estaba.

Una vez que recibió la denuncia, la Policía inició las investigaciones en coordinación con el Ministerio Público y solicitó la base de datos del chip. “Para ver el tráfico de llamadas entrantes, salientes y el uso de datos”. Gracias a ese trabajo se conoció la referencia sobre dónde se marcaría la última ubicación de la víctima. Era donde el acusado de feminicidio vivía.

Con globos blancos, familiares y amigos despiden a Wilma.
Foto: Carlos Sánchez / Página Siete

Las tres coartadas de Jashiro

Aguilera explicó que la primera vez que la Policía interrogó a Jashiro, “él negó tener una relación con Wilma”, pero mintió. Dio -también- una dirección incorrecta.

Indicó que el vehículo que él manejaba era de su mamá. “Se identificó que hizo una carga de gasolina camino a Chuspipata”.

Según la Policía, el agresor movió el teléfono de la víctima para “despistar” la investigación. Conde contó que al hacer ese  recorrido, el autor daba a entender que Wilma “estaba con vida”, pero él ya la mató.

El teléfono dejó de funcionar en el condominio donde vivía Jashiro. “Aparentemente, él habría ocultado el dispositivo”.

Aguilera indicó que el agresor es un “fetichista”. “Le quitó la ropa a la víctima y no se sabe dónde la escondió o enterró”.

La Fiscalía informó que el agresor ya fue encarcelado por trata. La justicia lo envió a San Pedro por seis meses. Falta el proceso por feminicidio.

Wilma fue enterrada ayer en medio de llanto, mucho dolor y pedidos de justicia.

Por Juan de Dios Peña Gomez

Gerente Administrador de Taxi-Noticias

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