La mayoría de las personas que conozco tienen un sueño, de hecho, no me acuerdo conocer a nadie que me diga que no lo tiene o que por lo menos no lo tuvo.  Soñar es natural, es desear, anhelar, visionar, es proyectarse, es sentir que los pies se levantan del suelo y empiezas a volar cuando ves que todos aún están arrastrándolos. R. Orben –escritor estadounidense– me hizo ver que: “Solo hay dos clases de personas en este mundo: los realistas y los soñadores.  Los realistas saben hacia donde van. Los soñadores ya han estado allí”.

Quienes vivimos soñando entendemos que soñar es fácil pero vivir nuestro sueño no lo es tanto. En sueños ya estamos donde queremos llegar; no obstante, llegar ahí no es tan sencillo si es que el motor que te jala o empuja no es lo suficientemente fuerte como para hacerlo.

Conozco a personas que tienen temor de soñar –son los más–, también conozco a quienes extraviaron su sueño en el camino –tristemente ellos creyeron más en las circunstancias que en ellos mismos y por supuesto que en Dios–. Pero también la vida me ha permitido conocer a personas que no solo vivieron su sueño, sino que lo transmiten con pasión y dulzura.

Gastón Solares Ávila es uno de ellos, de 79 años y con temple firme, quien a sus 52 decidió, junto a su hermano y otro socio, fundar la empresa “Para Ti”. Una empresa dulce como la ciudad donde nació. Chocolates de alto nivel que hoy ponen a Bolivia en el mapa como referente de este producto.

Cuando escuché su historia quedé sorprendida por: 

• Enterarme que esta empresa no es centenaria ni heredada. La levantaron ellos en sólo tres décadas.  Lo que me hace ver que “cuando el sueño es el correcto para el individuo y el individuo es el correcto para el sueño, no es posible separar a uno del otro” (J. M.).

• Enterarme que más del 80 por ciento de su personal es femenino como política de empresa. Considera que las mujeres son insuperables en lo que hacen, el trabajo que realizan siendo manual demanda detalle y precisión; sin embargo, él valora el carácter más que las habilidades que poseen: firmes y determinadas.

• Enterarme que detrás de cada chocolate hay decenas de comunidades que aportan a esta historia no solo con cosechas de cacao, sino transmitiendo su cultura a través de cada empaque de regalo.  Incluyó a otras personas en este sueño haciendo que ellos vivan los suyos propios. Algo así C. Hodges nos dice: “Un sueño es una visión convincente que ves en tu corazón y que es demasiado grande para lograrla sin la ayuda de otros”. Al hacer que otros se beneficien, lo vuelve un sueño transcendente.

Pienso firmemente que jamás tendremos un deseo genuino y sano si es que Dios no nos habría dotado con la facultad de convertirlo en realidad; en otras palabras, no tenemos alas para volar, aunque soñáramos con hacerlo, pero tenemos manos para trabajar y mente para crear. La pasión crea posibilidades y es ella quien hace que enfrentemos las adversidades tal cual una leona defiende a sus crías.

La pasión nos da iniciativa y es como una llama de fuego que resiste a la apatía que acompaña al envejecer. Por ello, es que las personas apasionadas no podemos quedarnos quietas, no nos dejamos engañar con adagios que tratan de convencer que sólo a determinada edad, en situaciones favorables o circunstancias controladas podemos vivir nuestro sueño y emprender algo nuevo.

(Dedicado a los emprendedores, empresarios y toda persona soñadora que escucha la voz de su pasión).

JEAN CARLA SABA DE ALISS

Conferencista, escritora y life coach

[email protected]

Facebook: Jean Carla Saba

Por Jesus

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